Los lobos eran bestias complicadas entre los vikingos. Representaban caos y destrucción, pero también fuerza y ​​lealtad.

El lobo más famoso de la mitología nórdica fue Fenrir, el lobo gigante que está destinado a devorar Odín él mismo y gran parte del cosmos nórdico durante Ragnarok.

Representaba una fuerza caótica tan peligrosa que los dioses Aesir lo encadenaron en una isla desierta con cadenas mágicas hechas por los enanos, lo único lo suficientemente fuerte en el universo nórdico para sujetarlo. Cuando rompe sus cadenas, el fin del mundo está cerca.

Pero, si bien Odín está destinado a ser devorado por el lobo Fenrir, también lo acompañan en sus viajes dos lobos, Atrás (voraz) y Freki (avaro).

Si bien estos lobos no representaban los mejores atributos del dios, que estaba hambriento de sabiduría y sacrificaría cualquier cosa para adquirirla, también eran sus leales compañeros. Los lobos, como viajaban en manadas, a menudo se han asociado con ideas de lealtad.

Así, para los vikingos, los lobos eran un símbolo complejo. Representaban fuerzas peligrosas y caóticas, pero fuerzas que también son nuestros constantes compañeros.

Es necesario respetar estas fuerzas y alcanzar un equilibrio con ellas para poder prosperar.

Estos distintivos aretes de lobo vikingo de plata esterlina son perfectos para una guerrera vikinga con una personalidad compleja, poderosa y volátil, que puede aportarles una fuerza inmensa si se manejan adecuadamente.